"La innovación cultural también se considera en términos de traducción, como un estallido de metáforas impropias y creativas que acompañan la versión de texto intraducible. Lo intraducible ya no está atrapado en el pathos del sinsentido, sino que es una reserva de sentido futuro" Paolo Fabbri - Prólogo de la edición española de "El giro semiótico" (2000)
Pensaba en la historia del cine. Pareciera ser que está atravesada por la tensión y lucha entre quienes lo piensan como subsidiario de la literatura y de una "realidad" referencial; y quienes lo entienden como diseñador de otras realidades y ficciones, sólo posibles de encarnar en diferentes registros sensibles, grabados en una cinta que se hace proyección en la pantalla grande.
Fueron múltiples las veces que leí y escuché comentarios negativos, especializados o no, acerca de aquellas producciones fílmicas que se niegan a hacer de la pantalla una gigantezca y transparente ventana al "mundo real". Apuesto al cine que dice y señala, yo soy cine, soy ficción, soy otra realidad y aquí las reglas del juego cambian. Como espectador te queda asumir el riesgo o no.
De todas maneras siempre están las voces que piden al cine retratos ilustrativos de literaturas guionadas, que dicen que no son respetables aquellas películas que entran en "juegos esteticistas" preocupados sólo por una imagen que "no aporta nada al relato". Ahora bien me pregunto ¿a qué relato se refieren? El cine teje relatos pero cinematográficamente no literaturalmente.
Aquel es un pedido por demás injusto y desacertado. ¿La imagen visual no construye sus propios modos de relato? Creo que en el cómo se cuenta deberíamos enfatizar nuestra mirada, y en cine, una de las mejores maneras es la de hacerlo a partir de ese borde intraducible de visualidad secuenciada. Y cuando digo intraducible me refiero a no traducible a signos lingüísticos, lo cual no significa carente de sentido o significado. Sino simplemente sentidos construídos por otras sustancias sensibles y plausibles de otras significaciones, no gramaticales, ni lexicales según los modos de la lengua. Vuelvo, como al principio, al giro semiótico de Fabbri: "(...) hay que profundizar en la indagación de los canales sensoriales. Hoy las investigaciones se refieren sobre todo a la imagen, desde el lenguaje de los sordomundos hasta el cine (aunque J. Fontanille estudia el lenguaje olfativo). Es un campo importante (...) aciertan al insistir en la diferencia entre comunicar y transmitir, es decir, en la necesidad de tener en cuenta, en la construcción y recepción del sentido, la dimensión técnica y sensible de los aparatos de traslación del significado"
Del Cine y desde el Cine
Voy a seguir aquí dejándoles la posta a los relatos sobre el cine tejidos por las voces de los propios cineastas y las de sus realizaciones.
En la última Revista Ñ del Clarín bajo el título "Yo haré un mundo mejor que Dios", se publica una entrevista al director de cine y artista visual Peter Greenaway. Allí habló de su próximo film, Nightwatching una mirada cinematográfica sobre Rembrandt, paradigmático artista visual del Barroco. Pero y también se refiere al cine "no narrativo": "Mi interés principal está en la pintura en la historia de 2000 años de pintura que tiene las credenciales de una enorme formación en estética, en una actitud filosófica (...) yo pensé que el cine continuaría esa situación. No lo hizo y para mi es una tragedia personal. El cine contemporáneo está basado en el texto y no en la imagen (...)"
"Me interesa todo lo que tenga una elevada asociación visual, y Second Life la tiene. Cuando Shakespeare escribió Sueño de una noche de verano, cuando Dante hizo el mapa del infierno intentaron formas de trasladas lo que sabían en su tiempo a la elaboración de un mundo alternativo. Eso es Second Life: un sistema de mundo alternativo, que es la sombra del nuestro pero que como herramienta incluye toda la riqueza visual de lo digital y quiero asociarme a él. Quiero ver si puedo hacer un largometraje en Second Life. El guión está listo. Estoy pensando en llamarlo Walk Trough Age (...)"
"El cine está en la cárcel debido al texto. Puedo disfrutar de la narrativa. He escrito novelas y libros y espero seguir haciéndolo. Incluso, debido a la forma que tenemos de hacer cine a partir del texto, tengo que escribir una narración para poder conseguir algo de dinero para hacer un filme. No puedo ir a un estudio con cuatro pinturas, 30 litografías y un cuarderno de bocetos. Nadie entendería qué quiero hacer. Los que están en los estudios son analfabetos visuales. Tengo que someterles un texto (...) Sucede que el cine es un medio basado en secuencias, no en narrativa y yo creo que deberíamos investigar todas las grandes cosas que la pintura puede y es capaz de comunicar. Y ver si podemos traducirlo, modificar, metamorfosear todas las emociones de las artes establecidas, asociadas con la pintura y hacerlas visibles y utilizables en el cine. Cine en tiempo presente no cine narrativo."
Relatos desde un adentro de un tiempo atrás, y después....
Me voy un poco al pasado, a un momento de la historia del cine, a una personalidad que lo resume, a François Truffaut. Crítico en la revista de cine "Cahiers du Cinéma" (fundada en 1951), luego uno de los cineastas iniciadores de la "nueva ola" francesa, "La Nouvelle Vague" (1958-1965), además de director, actor, productor y guionista en múltiples realizaciones.
Fue durante sus primeros contactos con el cine, desde la crítica, cuando junto a Claude Chabrol, realizó una entrevisa al ya consagrado Alfred Hitchcock. Francia, 1955, allí se encontraba el director estadounidense en tarea de realización de su film "To Catch a Thief". Una larga entrevista terminaría convirtiéndose en el libro que Truffaut luego tituló "El cine según Hitchcock" . En él se cruzan miradas de dos realizadores (por entonces Truffaut ya había realizado su primer corto "Una visita", 1954) que van en busca de la propia "retórica" que el soporte fílmico propicia, de nuevos modos de "ver" y concebir el hacer cine:
“F.T. (...) Tengo la impresión de que muchos cineastas dirigen las escenas en función de la verosimilitud de lo que se ve en el decorado como totalidad y no en función de la porción de espacio que se verá en el encuadre y, por tanto, en la pantalla. Yo pienso en esto cuando trabajo y, sobre todo, cuando veo sus películas, y me digo que quizás el gran cine, el cine puro, comienza cuando la puesta en situación del plano que se va a rodar parece absurda a todo el equipo.
A.H. Estoy absolutamente de acuerdo, (...)”
Serán los tiempos finales de la década del 50’, los que verían surgir no sólo al cine de Truffaut sino también a “La Nouvelle Vague”. Uno de los más agitadores movimientos cinematográficos del S XX. El origen de “La Nueva Ola” germina casualmente en el círculo crítico de escritores y escritos de la revista “Cahiers du Cinéma”. Una “nueva onda” en el cine que busca romper con la ilusión de la transparencia referencial. Planos elaborados con cámara en mano, vuelta al blanco y negro, búsqueda de recrear la toma espontánea televisiva, uso de escenarios e iluminación naturales posibilitados por la fabricación de películas más sensibles y la improvisación como recurso “expresivo”. Fueron justamente “Los 400 golpes” de Truffaut, (ver video) ganadora del premio a mejor dirección en el Festival de Cannes en 1959, e “Hiroshima, mon amour” de Alain Resnais, los filmes que darán inicio a la Nouvelle Vague. Pero ya anteriormente, desde la crítica en la revista “Cahiers du cinéma”, Truffaut se había declarado contra el “cinéma de qualité” francés y contra su pretendido realismo psicológico en un artículo titulado “Una cierta tendencia del cine francés” (1954). Elabora allí una contundente oposición a la predominancia literaria del cine francés, asentado en la “literalidad” del guión más que en la construcción de un relato cinematográfico apoyado en la acción traducida en imagen visual y sonora. Truffaut, en su no tan larga existencia, dirigió en total 21 largometrajes y 3 cortos. Publicó además de “El cine según Hitchcock", el libro “Las películas de mi vida” En el filme “La noche americana” ,1973 (ver video) ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa, Truffaut incursiona en la realización de un filme de carácter autorreferencial. Cine que se cita y se piensa a sí mismo desde su propio hacer, pero también cineasta que se mira a sí y se proyecta autobiográficamente en la proyección del filme. El título es tomado de “Noche americana”, nombre de una técnica cinematográfica que, mediante el uso de un filtro oscuro para la cámara simula ambiente de luz nocturna, en cualquier momento del día. El filme, que cuenta con Truffaut como director, co-guionista y actor, desarrolla un relato sobre Ferrand, un cineasta y sus vicisitudes al encarar la filmación de “Les presento a Pamela”, la última película que se rodaría en los estudios Niza, antes de su futura demolición.
“La noche americana” refleja una actitud nostálgica, evidente en varias realizaciones de Truffaut. Entre otros tópicos reflexiona sobre la muerte de una forma de hacer cine, quizás la de esa que pregonaba la Nouvelle Vague. Pero además, habla del carácter ficcional del cine, de los entrecruzamientos que se tejen entre el entorno “real” detrás de cámara y el “ficticio” frente a las cámaras. Sin embargo, en ambos mundos no dejan de presentarse escenificaciones, montajes de realidades e irrealidades tan conflictivas y contradictorias como la vida misma, como el cine según Truffaut.
Y después es ahora, y ahora ¿qué? es indudable que se están produciendo desde hace un tiempo ciertas superposiciones de tramas de entornos intra y extra cinematográficos, físicos-reales y virtuales-digitales. Diferenciales registros de ficción y realidad que se entrecruzan e interdefinen. Diversas direccionalidades y giros, que podríamos intentar de cazar.
Para mi serán seguramente temas para más posteos.....
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