Si en algún momento la escultura fue uno de los discursos del espacio, el espacio discurso de lo simultáneo, y el tiempo de lo sucesivo; hoy y desde hace un tiempo aquellas coordenadas no hacen sino más que superponerse y confundirse. Esta vez de la mano de la publicidad algunos de esos desviados trazos se "materializan" en otra redimesión temporo-espacial, la del "tiempo escultura"
De entrada, indudablemetne, sólo se verán afectadas la reproducción y la transmisión de las obras. Se sabrá cómo transportar y reconstruir en cualquier lugar el sistema de sensaciones -o más exactamente de estimulaciones- que proporciona en un lugar cualquiera un objeto o suceso cualquiera. Las obras adquirirán una especie de ubicuidad. Su presencia inmediata o su restitución en cualquier momento obedecerán a una llamada nuestra. Ya no estarán sólo en sí mismas, sino todas en donde haya alguien y un aparato. Ya no serán sino diversos tipos de fuente u origen, y se encontrarán o reencontrarán íntegros sus beneficios en donde se desee.
Tal como el agua, el gas o la corriente eléctrica vienen de lejos a nuestras casas para atender nuestras necesidades con un esfuerzo casi nulo, así nos alimentaremos de imágenes visuales o auditivas que nazcan y se desvanezcan al menor gesto, casi un signo. Así como estamos acostumbrados, si ya no sometidos, a recibir energía en casa bajo diversas especies, encontraremos muy simple obtener o recibir también esas variaciones u oscilaciones rapidísimas de las que nuestros órganos sensoriales que las recogen e integran hacen todo lo que sabemos. No sé si filósofo alguno ha soñado jamás una sociedad para la distribución de Realidad Sensible a domicilio."
Fragmento de "La conquista de la ubicuidad" (1928) Paul Valéry
Me pareció muy original este pensamiento de escultura-tiempo. Bah, digo, yo que soy ajena al mundo de las artes (al menos epistemológicamente).
ResponderEliminar¿Todo lo que está en cursiva es de Valéry? Qué visionario.
Y bue, será verdad que hay que aprender a ver las cosas como son ahora. A sacarse las lagañas de la costumbre.
Nos vemos en la interné, besos!
Doña Nadie
Hola Doña Nadie, cómo está!
ResponderEliminarQué bueno que se haya hecho un tiempo para pasar a visitarnos por aquí.
La ajenidad al mundo del arte (epistemológicamente) no la deja fuera de estos particulares discursos del tiempo-escultura. Es que entre tantos otros ingrediente, estamos hechos de tiempo. (o quizás esculpidos?)
Las cursivas todas son de Valéry, concuerdo, parece que las escribió recién nomás, pero resulta que es un recién un poco más largo.
Y sí, usted lo dijo, la costumbre con sus lagañas naturalizan ciertos rasgos. Siempre es bueno remover la tierra para que se airee un poco.
Seguimos en contacto por aquí, vía interné como usted Doña Nadie bien dice.
Gracias por la visita y otro beso!